Una imagen vale más que mil palabras.

  

Hoy te regalo cada palabra que sale de mi boca, cada pensamiento que pasa por mi cabeza, porque mi corazón ha decidido que tú eres su dueño; la persona que ha enamorada todos y cada uno de mis sentidos por cada palabra que decías mirándome, con esos ojos que se clavaban en los míos.
No hacían falta palabras, sólo bastaban esas miradas en las que veía el amor que me tenías, esas ocho letras que me decías sin abrir la boca, esas ocho letras que eran capaces de volverme loca; loca hasta el punto de dar la vida por no separarme nunca de tu lado.

Si con mis actos hubiera bastado, aún estarías enamorado; no deberíamos de haber frenado, sino haber luchado hasta el final por aquello que deseábamos con todas nuestras fuerzas.
Eres lo más importante que pasó por mi vida, pues gracias a ti dejé de ser una niña.

Ya no te importa lo que pienso, ni tampoco lo que siento, al fin y al cabo sólo quedan los momentos que pasamos, en ese banco dónde todos podían ver lo felices que estábamos.

Te levantaste de mi cama y te perdí, es la consecuencia que sufrí.
Y llegó el momento, nuestros caminos se separan, no hay palabras que se cruzan, ni miradas que se clavan, sólo quedan aquellos pensamientos que recordamos con tanta ansia, y sólo espero que algún día nos crucemos y juntos recordemos nuestra historia, la que un día vivimos y nos hizo felices; de que fuimos piezas de un mismo puzzle, y quizás ese día, nos demos cuenta de que somos tú y yo, los protagonistas de un bonito cuento de hadas basado en hechos reales.